Benedicto XVI dirijió un mensaje a los más de 300 participantes, de entre 20 y 35 años, procedentes de un centenar de países, que están participando del IX Foro Internacional de los jóvenes sobre el tema "Testigos de Cristo en el mundo del trabajo", iniciativa del Pontificio Consejo para los Laicos, cuyo presidente es Mons. Stanisaw Ryko, que se realizó en Rocca di Papa (localidad cercana a Roma) desde el miércoles 28 y que concluyó en la XXII Jornada Mundial de la Juventud, el Domingo de Ramos en el Vaticano.
En el mensaje, el Santo Padre escribe que el fenómeno de la globalización lleva consigo "una exigencia de movilidad que obliga a numerosos jóvenes a emigrar y a vivir lejos del país de origen y de la propia familia. Esto genera en tantos un inquietante sentido de inseguridad, que repercute en la capacidad no sólo de imaginar y de proyectar el futuro, sino incluso de comprometerse concretamente en el matrimonio y en la formación de una familia"."Todas las actividades humanas -afirma Benedicto XVI- deberían ser una ocasión y un lugar para el crecimiento de los individuos y de la sociedad, el desarrollo de los talentos personales que es necesario valorar y poner al servicio ordenado del bien común, en espíritu de justicia y de solidaridad. Para los creyentes, además, la finalidad última del trabajo es la construcción del Reino de Dios".
El Papa subraya que "hoy es más necesario y urgente que nunca proclamar "el Evangelio del trabajo", vivir como cristianos en el mundo del trabajo y ser apóstoles entre los trabajadores. Pero para realizar esta misión hay que permanecer unidos a Cristo con la oración y una intensa vida sacramental, valorando para ello de modo especial el domingo, que es el día dedicado al Señor".+
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